En esta lectura vas a encontrar qué es la autoestima, por qué fluctúa, cómo se relaciona con tu bienestar emocional, y —lo más importante— qué estrategias he aplicado personalmente como docente e informático para trabajar en mi propia autoestima cuando enfrenté momentos de duda y desmotivación. Te hablaré con honestidad, como alguien que ha vivido esos “días grises”, y te daré herramientas concretas para que tú también construyas una valoración saludable de ti mismo. Vamos juntos en este camino.
¿Por qué es tan relevante la autoestima?
La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos, la percepción que tenemos de nuestro propio valor. Así lo describen los especialistas Jordi y Eduard en su artículo “La autoestima como base de una buena salud mental” donde explican sobre la importancia de cultivar la autoestima desde la adolescencia y cómo ir mejorando en el proceso.
Ahora bien… ¿Te has preguntado alguna vez por qué en días de mucho estrés, cambio o incertidumbre nuestra voz interior se vuelve crítica y nos baja la motivación? Esto sucede porque la autoestima no es estática: cambia según nuestras circunstancias, pensamientos y emociones.
Por ejemplo: un día dando clase, yo me encontré bloqueado ante un problema técnico que no sabía resolver. Me miré al espejo y pensé “¿por qué si sé tanto al respecto no puedo con esto?”. En ese momento la autocrítica bajó mi autoestima y mi rendimiento. Fue clave reconocer que ese pensamiento no era la verdad absoluta —y darme permiso para decir “no lo sé ahora, pero lo aprenderé”.
Una buena autoestima no significa no tener días malos. Significa que, incluso en esos días grises, te tratas con respeto y confianza. Y ese autocuidado marca la diferencia.
Señales de una autoestima equilibrada (y de una que no lo es)
Señales de que tu autoestima necesita atención
- Te criticas de modo constante, con frases como “no sirvo”, “solo soy un fracaso”.
- Evitas nuevos retos por miedo a equivocarte.
- Buscas aprobación constante en los demás para sentirte valioso.
- Sientes que estás atrapado/a en relaciones donde no se respeta tu voz.
- Te resulta difícil reconocer tus propios logros o sentirte orgulloso/a de lo que haces.
Señales de una autoestima saludable
- Te valoras no solo por tus éxitos, sino también por cómo te comportas frente a los retos.
- Aceptas tus emociones (incluidos los días bajos) sin juzgarte.
- Estableces límites personales y respetas tus necesidades.
- Te relacionas de forma auténtica, sin depender únicamente de lo que otros piensen de ti.
- Te permites aprender de errores sin que estos definan tu valor.
¿Cómo construir la autoestima día a día?
Aquí comparto tres estrategias que he aplicado —y sigo aplicando— porque funcionan, y quiero que tú también las pongas en práctica.
1. Reconoce y cuestiona tus pensamientos internos
Por otro lado, no podemos ignorar los pensamientos negativos; lo que podemos hacer es reconocerlos y cuestionarlos. Según Mayo Clinic, un buen paso es “cuestionar los pensamientos negativos” preguntándote si realmente le dirías eso a un amigo.
Mi anécdota: Durante una formación en línea, me equivoqué con el software frente a los estudiantes. Mi diálogo interno era: “qué mal que lo hice, me van a ver como incompetente”. Me paré un momento, respiré y me dije: “imaginemos que es mi alumno y no yo: ¿le diría eso? No. Entonces no me lo digo”. Ese sencillo cambio permitió que mi autoestima no bajara tanto y que continuara la actividad con seguridad.
2. Practica la autocompasión y celebra tus avances
Ahora bien… la autocompasión no es crear excusas; es permitirte humanidad. Cuando te caes, te levantas, y te dices: “esto es parte del aprendizaje”. Estudios recientes muestran que la autocompasión puede ofrecer los mismos beneficios que una autoestima alta, pero con menor riesgo de caer en comparaciones o narcisismo.
Un ejercicio: cada día escribe tres cosas que hiciste bien, aunque sean pequeñas (“resolví un correo que tenía pendiente”, “di algo amable a un estudiante”, “tomé un tiempo para mí”).
Con el tiempo, estos pequeños reconocimientos elevan tu valoración personal.
3. Rodéate de entornos y rutinas que refuercen tu valor
Finalmente, la autoestima se nutre de lo que haces y de quienes te acompañan. Un entorno que te critica constantemente puede erosionarla, mientras que un entorno que te apoya la fortalece.
En mi experiencia ayudando a personas con menos experiencia tecnológica, he visto que cuando el entorno les dice “sí puedes”, su autoestima crece y fluyen más confianza y aprendizaje.
Además, integrar rutinas de cuidado —dormir bien, comer saludablemente, mover el cuerpo— afecta tu bienestar emocional. Como señala MedlinePlus, la salud física y mental están conectadas.
Pregunta de reflexión: ¿Qué rutina o persona en tu vida actualmente está saboteando tu autoestima? ¿Qué puedes cambiar hoy?
Comúnmente nos surge: “Pero… ¿cómo cuido mi autoestima cuando todo a mi alrededor parece derrumbarse?”
Manejo de la autoestima en crisis
- Reconoce que las crisis no definen tu valor.
- Haz una pausa, respira y cuida tu diálogo interno; recuerda: no eres tus errores.
- Acude a apoyo externo: conversar con alguien de confianza, mentor, terapeuta. Una baja autoestima está ligada a riesgos en salud mental como ansiedad o depresión.
- Divide el problema grande en pasos pequeños: elegir uno te libera.
- Celebra cada avance, aunque mínimo, y documenta cómo te sientes para ver progreso real.
FAQ – Preguntas frecuentes sobre la autoestima
¿La autoestima alta es siempre buena?
No necesariamente. Una autoestima inflada sin realismo puede llevar al narcisismo, a no aceptar errores o a depender de la admiración de otros.
¿Puedo mejorar mi autoestima sin un profesional?
Sí, puedes empezar con las estrategias anteriores, pero si tus pensamientos negativos son persistentes o tienes síntomas de ansiedad/depresión, es recomendable acudir a un especialista.
¿Cuánto tiempo toma mejorar la autoestima?
No hay un “plazo estándar”. Es un proceso gradual que depende de ti, tus condiciones y el entorno. Lo importante: consistencia y paciencia.
¿La autoestima se relaciona con la imagen corporal?
Sí. Parte de la valoración que tenemos de nosotros incluye el cuerpo y la apariencia. Pero cuando el valor solo depende de la imagen, la autoestima se vuelve frágil.
Conclusión
Quererme a mí mismo incluso en mis días grises ha sido un desafío; aceptarme con mis límites y fallos, un acto de coraje. Pero también el acto más liberador que he hecho.
Hoy te invito a que tú hagas lo mismo: reconocer que eres valioso, que tienes derecho a brillar y a equivocarte. A construir una autoestima que no depende de la perfección, sino de la autenticidad y del cuidado de ti. Y recuerda: no estás solo en ese camino.
Si hoy estás en un hoyo, empieza con un paso pequeño. Y mañana, otro. Y así… crecerás.
Sobre el autor
Alonso Herrera, docente y divulgador digital especializado en bienestar emocional y desarrollo personal.
Ayuda a personas a mejorar su relación con la tecnología, su productividad y su bienestar interior a través de contenido educativo y transformador.
